Sartre decía que “el ser humano no es libre de dejar de ser libre, ya que si decide dejar de ser libre, este es un acto de libertad”. Que profundidad, no?
Pues últimamente le doy muchas vueltas a las palabras de Sartre… No sé, quizás el libro que estoy leyendo tenga algo que ver. El caso es que pienso mucho y encuentro mil ejemplos que me lo confirman: en esta vida siempre tenemos elección, hasta en las cuestiones más absurdas.
Pienso en Zidane: eligió reaccionar ante una agresión verbal con una agresión física. A él le costó la expulsión y a su equipo – dicen algunos – el campeonato. Que podría haberlo hecho de otra forma? Sin duda, pero decidió hacerlo así.
Siempre podemos elegir cómo interpretar un comentario o cómo reaccionar ante unas palabras malintencionadas… También podemos decidir aplicar el sentido del humor a situaciones absurdas, o hundirnos en el drama y la desesperación. Podemos luchar o conformarnos, enfrentar o pasar de largo, actuar o sentarnos a mirar… Cada situación de nuestra vida cotidiana nos ofrece la posibilidad de elegir. Siempre hay más de un camino… lo que ocurre es que a veces, esa certeza produce pavor y preferimos hacer como que no la vemos, resulta mucho más cómodo tener algo o alguien a quien echarle la culpa si las cosas no van cómo esperamos.
Yo misma me he pasado muchos años eligiendo el drama y la solemnidad (que aburrimiento!) y pasando de largo por todas las juergas que me ofrecía la vida (bueno, por todas todas… no), sin ser consciente de que esas eran mis elecciones y de nadie más.
Darme cuenta de eso, primero me asustó mucho, pero después, una vez empecé a asimilarlo, me liberó.
Hoy he vuelto a pensar en ello porque ayer conseguí cambiarle el color a la tarde: conseguí reírme con mi madre de una situación que hubiera acabado en discusión de todas todas. Y sólo tuve que echarle un poquito de humor. Ya no me acordaba de lo que bien que sienta reírse de uno mismo… Si la experiencia pudiera venderse en grageas, verdad?
Serrat dice: “de vez en cuando la vida… se hace de nuestra medida y toma nuestro paso”… ya, pero… y si nosotros caminamos encorvados? Y si no apoyamos bien los pies al andar? (no sé si me explico) Y si a veces la vida nos guiña un ojo, pero lo único que somos capaces de ver es que no nos sonríe??? Igual deberíamos mirarla más a los ojos… no?
1 comentario:
Cuando algo me ha ido muy bien, o bien, o me siento cómplice y sonrío como el gato de Alicia, me gusta pensar en esa frase absoluta de Serrat: "De vez en cuando la vida nos besa en la boca...". Me ha resultado curioso leer que tú también te remites a la misma canción.
Profunda reflexión la tuya, querida. Sólo por eso te voy a perdonar la primera frase de tu amigo Sartre, que he tenido que leer cinco veces antes de entenderla (en cambio, la de los tristes tigres la capté a la primera ;-)
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