05 marzo, 2009

Actualidades

Normalmente no comento aquí las noticias del día... Bueno, a decir verdad, no las comento casi nunca en ningún sitio. A veces en casa por la noche, si R. llega a una hora decente (decente para mi cerebro, quiero decir), pero casi siempre lo que hago por las mañanas es un repaso rápido de la actualidad, y después, tal como ha entrado la noticia en mi cabezota, sale de nuevo, sin dejar mucha huella. Inconsciente que es una.
Pero hoy, revisando titulares online, me he quedado pillada con dos "breves" y me han entrado ganas de compartirlas...

El hombre winston muere de cáncer, tras una lucha de 22 años contra la enfermedad. Creo que la noticia ya es lo bastante clara "en se y per se", como decía nuestro querido Pepe, otra víctima, por cierto, de esa mierda encajetillada.
Al leerla, no he podido evitar pensar que la tabacalera demandada habrá suspirado de alivio al saber que el juicio finalmente no tendrá lugar.

La ley del talión
Después de leer la noticia me he quedado muda. Si ahora alguien me pregunta si yo sería capaz de hacer lo mismo, o más fácil todavía, si me parece bien la decisión de esta mujer... no sabría qué responder. Por una parte creo que deberíamos dejar que la bondad natural del ser humano, si es que eso existe, salga a flote y nos ayude a perdonar... pero por otro lado, qué coño! no creo que ese individuo merezca ninguna compasión. En un país donde la ley es la primera que marca diferencias, y los hombres, por el simple hecho de serlo, se creen realmente en el derecho de usar y abusar de las mujeres, me sorprende y a la vez me encanta que un tribunal islámico le haya dado la razón a la víctima.
Desde luego, es bien cierto que la realidad siempre supera a la ficción.

2 comentarios:

Amparo dijo...

El caso de la mujer iraní es de los que te encogen el cuello, verdaderamente.

mate dijo...

La de vueltas que da la vida, el símbolo del "hombre", el Sr. Winston, dedicó los últimos días de su vida a luchar contra aquello que le permitió vivir hasta su muerte. Sin tabaco, quien sabe donde estaría este señor? Murió por culpa del tabaco que le dio para vivir... aunque podría no haber fumado y ser el tabaco-symbol de la época.
En cualquier caso, es "significativo" que él, como profesional que defendía un "estilo de vida", haya muerto en manos de sus anunciantes, es la crónica de la muerte anunciada de las tabacaleras.