31 enero, 2008

La mosca ha vuelto

Algunas personas tenemos la mala costumbre de hablar demasiado y confiar en quien no debemos, y eso siempre acaba pasando factura.
Últimamente han pasado cosas en mi entorno, sobre todo en el laboral, que me hacen reflexionar y me recuerdan dónde estoy. No sea que a la hormiguita se le ocurra por un momento salirse de la fila y pensar que puede acceder al grupo de condecorados. Ah no! Hormiguita, reina, eres una piltrafilla que nunca entrará en el grupúsculo de los elegidos.
Vale, si yo eso ya lo tengo asumido... pero me duele tanto cuando veo actitudes cerca de mí (algunas hacia mí) que evidencian la falsedad de algunas personas. La falsedad y las ganas de protagonismo, a costa de lo que sea. No me gusta nada. Con lo fácil que sería todo si la gente fuera más honesta y más bien-intencionada, y si en el trabajo no se mezclaran las cosas, y se valorara lo que realmente debería valorarse, no el peloteo ni el amiguismo sino el trabajo bien hecho y la responsabilidad y el rigor, pero parece que estos son valores a la baja. Aunque no sé de qué me sorprendo...
Durante años me he estado diciendo a mí misma "nena, algún día te aprenderás la lección", pero mira, empiezo a pensar que no, que esa lección no la aprenderé nunca, porque me sigo llevando cada sorpresa! No sé, tal vez sea bueno que no aprenda nunca esa lección y que siga esperando que las cosas algún día se enderecen, pues por lo mismo que sigo pensando que algún día podría tocarme la lotería, ¿por qué no?
Y luego está todo eso de la justicia divina, lo de San Martin y lo de escupir hacia arriba*... que a veces funciona como pequeño consuelo, pero sólo a veces porque en realidad lo que me gustaría es que las cosas fueran de otra manera. Pero bueno, esto es lo que hay, y me lo puedo comer con patatas o con acelgas... (puaj!)
De momento, trataré de recordar quién soy y lo guapa que estoy calladita. En realidad para eso ha vuelto la mosca, para que no se me olvide...



*Gracias A. por escucharme.

5 comentarios:

Doña Paranoica dijo...

Yo también estoy cansada del peloteo, del amiguismo y de que siempre se lleven todo aquellos que menos trabajan pero que más doran la píldora. Y no digamos ya de los falsos e hipócritas, que ya es el sumun de una oficina. Yo tampoco aprendo nunca la lección, aunque esta vez estoy poniendo más muros para que no me den tantos palos.

Un besazo enorme y bienvenida, lástima que sea para contar algo tan desagradable.

Lucía dijo...

Eso nos pasa a todas las personas que somos confiadas y bienpensadas por naturaleza, yo sigo cayendo una y otra vez en la misma trampa.

Y cuando te acaba de pasar por última vez, piensas que no puede ser, que a partir de ahora no confiarás en nadie más, que vas a ir a lo tuyo y los demás que se espabilen, que son tus compañeros no tus amigos ... pero nada, a mí la mala leche no me dura ni hasta el día siguiente.

Y es que en el fondo me gusta no ser como ellos, porque soy mejor persona y quiero seguir siéndolo y si ellos son felices así, peor para ellos. Ale!!

Amparo dijo...

¿Sabes por qué te pasa eso? Porque eres una persona buena. O una buena persona. Que les den mucho a los que no te merecen. Ya, el mal sabor de boca no se pasa con la misma facilidad con la que te envío achuchones varios, pero que sepas que se de qué hablas y, al final, quien acaba sonriendo siempre somos nosotras :-))

roser_pen dijo...

Sí, yo también pienso que al final, mejor ser cómo somos, hormiguitas sí, pero con la conciencia tranquila y con amigos de verdad. Eso sí merece la pena!
1beso guapas!!!

ladychena dijo...

Está claro que es ganial que seas así, lo ves todo, sabes lo que hay y eres y te sientes íntegra ¿hay algo mejor?