04 septiembre, 2007

Japón, III parte.

Amanece el día en Hakone y nos encontramos con una sorpresita en la terraza del hotel, el Fuji ha salida a darnos los buenos días. Mi segundo pensamiento fue para Héctor: "le habrá perdonado?"... El primero es fácil de imaginar: "dónde está mi cámara?"... Fue bonito empezar el día con esa panorámica.
Salimos del hotel con destino a la estación de Odawara, donde tomaríamos el famoso Tren Bala hacia Nagoya, para allí cambiar y tomar otro que nos llevaría a Takayama. Estuvo bien, digo, lo del tren bala, aunque como ahora ya tenemos nuestros propios "balas" por aquí, ya no resulta tan impresionante. Pero estuvo bien. Yo diría que lo que más me impresionó fue que el tren, a pesar de la cantidad de gente que lo utiliza a diario, se mantenía limpio, no se oían gritos ni conversaciones ajenas, y además era comodísimo (bastante más que el avión en el que estuvimos 12 horas metidos). Más adelante comprobaría que esa era una constante en los trenes japoneses. Ah! y los revisores que recorren el tren, al entrar y salir de cada vagón te hacen reverencia. Ya sé que es una tontería, que allí es lo normal porque todo el mundo saluda así, pero a mí me hacía mucha gracia, qué quereis? yo soy feliz con muy poco.
Bueno va, seguimos... Llegamos a Takayama, también conocida como la "pequeña Kyoto" y situada al pie de lo que ellos llaman "los Alpes japoneses". Esta es una ciudad con mucho encanto. Estuvimos paseando toda la tarde, decubriendo rincones preciosos.
Aquí fue donde tuvimos nuestra primera desconexión del grupo.
En una de sus escapadas, Ricardo descubrió un pequeño cementerio, detrás de uno de los templos que visitamos. Él sabe que yo, cuando viajo, busco cementerios. A ver, normalmente no tengo un especial interés en visitarlos, pero cuando viajo a otro país, sobre todo si culturalmente es tan diferente al mío, me gusta ver alguno. No sé, mira, me interesa ver cómo un pueblo cuida de sus muertos. (podeis llamarme rarita, lo tengo asumido).
El caso es que cuando Ricardo lo encontró, supo que era el que yo estaba buscando. En un momento de despiste del grupo, me llevó a verlo. Era realmente un lugar muy especial. Además, la vista desde allí era magnífica.

Al bajar, habíamos perdido al grupo, y fue genial, porque tuvimos el resto de la tarde para pasear a nuestras anchas por calles en las que no había ni rastro de turismo. Sin prisas ni flashes ni agobios. Una tarde deliciosa.

Al día siguente, dimos un paseo por un mercado que montan junto al río, tipo los mercadillos de pueblo pero en japo. Me encantó. Allí compré una muñeca típica de aquella zona. La llaman Sarubobo y no tiene cara. (quién dijo frikis?)

A mediodía salimos hacia Shirakawago. Un pueblecito tranquilo (y precioso), al pie del Monte Hakusan.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tiene todos los ingredientes para ser el escenario de un cuento infantil: las montañas, el río, los campos de arroz, y sus granjas, por cierto, su mayor encanto, construídas en un estilo que llaman Gassho-zukuri (manos unidas) y que a mí personalmente me recuerdan un poco, salvando las distancias, a las barracas de la albufera valenciana, pero ya he dicho que "salvando las distancias".
Tras la visita y muertos de hambre, los colegas nos metimos a comer en un antro del que no esperábamos mucho, y sin embargo comimos de narices! (me gustan estas sorpresas)

Después de comer, continuamos viaje a Kanazawa... pero eso os lo contaré mañana.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bufff... qué maravilla de viaje, Roser. Las fotos son estupendas. La foto de Shirakawago es preciosa, vienen ganas de perderse por él.
A mí también me gusta visitar cementerios, hablan mucho de cómo son la gente del lugar.
Curiosa muñeca. :)
Espero ansiosa el cuiarto capítulo. ;D

Un abrazo

Anónimo dijo...

Quiero una muñeca como esa, quiero una muñeca como esa, quiero una muñeca como esa...

Aquí estamos, pendientes del relato.

Está muy interesante.

un beso!

Amparo dijo...

Hola Rarita.
Por cierto, cuando quieras quedamos para ver el viejo cementerio de Poble Nou. Hay ruta guiada. En serio, cualquier domingo que os apetezca. Es de 1700 y pico.

¡¡Me he enamorado de Sarubobo!!
¿Qué ha pasado con el guía en este capítulo?

Esperando el próximo,
Rarita II (yo añado iglesias a mis rutas, que para ser atea no está mal...)

roser_pen dijo...

Hola rarita II!
Don't worry que EGA volverá.
Que sepas que apunto rápido a la ruta de cementerios... Además, tenemos ceniqui pendiente, no?
Un besaco.

Doña Paranoica dijo...

Alucinante, ver esas fotos tan espectaculares hace que tenga más ganas si cabe de irme de vacas. Por cierto, a mí me pasa lo mismo con los cementerios, estuve en uno judio en Praga alucinante!!!!

Un besazo enorme y aquí seguimos a la espera de más!!!!

roser_pen dijo...

Oh sí! el de Praga es una pasada! Y tú cuándo te vas de viaje?? Lo de Jordania va en serio?? yo no he estado pero me han dicho que es impresionante...
1besoenorme

foscardo dijo...

Pues que quieres que te diga que nos llamen raritos tambien pero a miguel my mi tambien nos gusta visitar cementerios. Es como dices tu, para ver como cada cultura rinde culto a sus muertos. El cementerio de Poble ou tiene su santet, espero que si vais a verlo lo visities, su tumba es todo un altar. Por cierto y cambiando de tema. ¿Que maravilla de mesa con manjares os prepararon. Con lo rica que esta la comida japonesa Por cierto again ¿Cuando quedamos?