Hace exactamente un año estaba preparando las maletas para volver a España, tratando de no olvidar nada de lo adquirido en Chile... ni recuerdos, ni querencias, nada... Y sólo tres meses antes, también hacía maletas, pero para instalarme allí! Tanta maleta y tanto cambio de planes me tienen desorientada.
Sí, todavía. Aunque sin duda, mi desorientación es más anímica que otra cosa... Me costó adaptarme a la idea de empezar de nuevo en otro lugar, y cuando empezaba a entenderme con la ciudad, todo cambia y debo adaptarme de nuevo pero el regreso.
Aún hoy hay personas que me preguntan porqué me cuesta tanto estar aquí... supongo que visto desde fuera no se acaba de entender. Aquí está mi mundo, mi casa, mi gente... Y allí? Allí se me quedaron las ganas de aventura. Allí éramos sólo nosotros, sin mochilas ni ataduras. Un millón de posibilidades! O no.
Laia me sigue preguntando qué me pasó en Chile, "¿no estás bien aquí? ¿qué es lo que echas de menos, si ni siquiera son simpáticos?" ... Pues no sé, de verdad que no lo sé. Pero algo se me quedó pendiente.
No sé si tiene que ver con experiencias vitales, con encontrarse a uno mismo, lejos de la protección que nos ofrece nuestro entorno habitual, o si tiene que ver con un país que, a priori, no es tan amable como uno espera, y sin embargo poco a poco se te va metiendo hasta el alma, y cuando te alejas de él, ya no es posible arrancártelo. (nostalgic mode) Quisiera volver.
Querida Laia, no sé porqué me cuesta tanto estar aquí, pero me cuesta.