Ayer les tocó a los compañeros de Madrid, y hoy nos ha tocado a nosotros.
Enero. Turno de despidos. Ni siquiera los responsables de dar la mala noticia han podido disimular el mal trago que esto suponía para ellos.
Han sido 10 las bajas. Y una, especialmente dolorosa.
Rosa entró a trabajar la misma semana que yo, hace diecinueve años, y nos hicimos amigas casi desde el primer momento.
Hemos estado la una para la otra desde entonces. Nos hemos escuchado y ayudado, hemos llorado juntas y nos hemos reído con ganas, hemos discutido y nos hemos abrazado después. Hemos estado ahí, siempre.
Y hoy, cuando me han pedido que "la avisara", el corazón me ha dado un vuelco.
Creo que para ella ha sido un alivio, pero para algunos de los que quedamos, ha sido un golpe.
Hoy me he sentido más aislada que nunca.
A partir de mañana, cuando llegue a la oficina, esperaré en vano su llamada para ver si podemos tomarnos juntas el café.
Y sé que no me quedo sola, porque ahí estarán mis chicos del gol sur, a quienes me pegaré como una lapa para que me consuelen... pero también sé que el vacío que ella deja no lo volverá a llenar nadie.
"Ru, has fet el coffee?" ... "No, t'esperava."
Te voy a echar de menos.